«Nosotros no estamos pensando en con quién vamos a pactar el 28 de mayo ni en diciembre (tras las generales) porque lo que estamos pensando es ensanchar nuestro espacio político de tal manera que nos permita, después de las elecciones, poder conformar gobiernos sin necesidad de otros partidos». Así respondía este lunes el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, a la advertencia que hace unos días les había lanzado Santiago Abascal en la que dejaba claro que, tras las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, su formación exigirá al Partido Popular negociar de igual a igual.
«Hasta aquí hemos llegado, las cosas no van a seguir siendo así. Si quieren apoyo, tendrán que negociar con nosotros, que lo sepa todo el mundo», dijo el presidente de Vox. Desde Génova respondieron a estas palabras asegurando que ellos «no estaban en eso» y que su meta era conformar «gobiernos en solitario».
Un mensaje de campaña que diferentes dirigentes territoriales reconocen, en privado, que es sólo eso: un lema de cara al 28M. Cargos populares valencianos, manchegos o baleares explican que «si las urnas dan al PP un resultado con el que pueda gobernar en autonomías gracias a Vox, se negociará».
La clave de las negociaciones en las comunidades que tengan posibilidades residirá también en los resultados que alcancen ambas formaciones de derechas. «No es lo mismo negociar en la postura que tuvo Mañueco, con Vox más fuerte, que conseguir casi una mayoría absoluta y necesitar solo el sí de cuatro miembros de la formación de Abascal, como le sucedió en su día a Ayuso».
Ayuntamientos sin negociar
Eso sí, desde el PP marcan límites. «No se van a dejar escapar gobiernos autonómicos como puede ser la Comunidad Valenciana pero sí que se podría llegar a la investidura sin negociar en determinados ayuntamientos si las exigencias de Vox son elevadas», aseguran fuentes del PP que ven posibilidad de «arriesgarse» a no negociar en consistorios pero no en CCAA.
En todo caso, dirigentes del PP sostienen que en todas las conversaciones que se tenga, los de Feijóo primarán «los documentos por encima de los puestos». Es decir, que prefieren ceder en lo que a puestos se refiere antes que incluir en un acuerdo por escrito determinados puntos como puede ser el aborto o las ‘leyes de género’.
Vox se siente ninguneado
Por su parte, desde Vox explican que las negociaciones tres el 28-M se presentan complicadas después del duro cruce de acusaciones que se vienen lanzando con el PP desde principios de año.
Los de Abascal se sienten ninguneados ante un Feijóo que opta por ignorarles de forma reiterada, en el mejor de los casos. Ya han asumido que las conversaciones pueden ser tensas, especialmente porque Vox podría «hacérselas pagar» al PP en aquellos lugares en los que necesite sus votos para gobernar.
«No habrá apoyos gratis», repiten de forma insistente los de Abascal, desechando la fórmula aplicada en Madrid hace dos años cuando apoyaron a Isabel Díaz Ayuso sin condiciones. En su lugar, el partido repite que Castilla y León es el ejemplo a seguir porque «tienen vocación de gestionar e influir políticamente» y la única forma de hacerlo realmente es entrando en gobiernos.
Aún así, ambos partidos son conscientes de que no pueden correr riesgos en plazas como la Comunidad Valenciana, donde habrá pacto para desalojar a la izquierda, siempre que den los números. Lo mismo sucede en Beleares o Castilla La Mancha. En Vox asumen que otra cosa es lo que pueda suceder en las comunidades que cuentan con partidos regionalistas, como Asturias, donde el PP podría echarse en manos de los minoritarios para evitar dar más poder a los de Abascal, informa Maite Loureiro.
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